Compramos tecnología pero no aprendemos a usarla en más ocasiones de lo que nos parece. Muchísimas empresas dedican gran parte de sus presupuestos a gastos en compra de tecnología, conexiones de 300Mbps, móviles de última generación, portátiles, tablets para gran parte de los empleados, ordenadores en renting o contratación de servicios en la nube….
Pero nos olvidamos de una cosa cuando compramos tecnología: la formación.
La mayoría de los empleados que tienen acceso a esta tecnología carísima no le pueden sacar todo el partido ya que no les han formado para usar correctamente y exprimir al máximo esa tecnología.
Son oficinas con los últimos avances tecnológicos que no aprovechan todas las posibilidades de los equipos por carecer de la formación necesaria, con la pérdida económica que ello implica, ya que se quedarán obsoletos sin haber podido sacarles partido.
Cuando compramos tecnología, los presupuestos de algunas pymes son realmente altos. Sin embargo, lo paradójico es que siguen utilizando métodos tradicionales: mesas llenas de papel, los comerciales con libretas de pedidos de papel, gente punteando listados, pasando pedidos al grito de “eh, ¡no te vayas que no sé qué pone aquí!”… y claro… todo esto choca ante el despliegue tecnológico del que disponen.
El principal culpable de esto es la inercia. A algunos negocios bien establecidos que llevan años de experiencia a sus espaldas les cuesta romper los paradigmas que les han llevado al éxito e implantar cambios que, a primera vista, pueden parecer drásticos.
Cuando visitamos empresas, dentro de nuestro catálogo ofrecemos servicios de formación, algo que me encanta y que es primordial para funcionar bien.
Cuando compramos tecnología, formar a los usuarios mejora los equipos de trabajo y les prepara para sacarle rendimiento lo antes posible y amortizar la nueva tecnología cuanto antes. Cualquiera de los miembros del equipo le acaba viendo ventajas al uso de los nuevos aparatos o software si conoce bien su funcionamiento y aplicaciones.
Por desgracia, ese es un apartado que muchos clientes pasan por alto. En muchas ocasiones esto se da por una saturación de ofertas de formación de cursos que no tienen un impacto positivo evidente y que utilizan subvenciones que los hacen gratis (lo cual, a pesar de ser verdad, hay que mirar con detenimiento las condiciones antes de embarcarse en ellos) o a muy bajo coste. A veces esta formación viene acompañada de técnicas de ventas muy agresivas que hacen que le idea de contratar formación se haga muy cuesta arriba.
Por ese motivo nos encontramos que, en nuestro país, solo un 30% de las empresas ofrecen formación a sus empleados.
En lo que se refiere a formación, cuando compramos tecnología, lo correcto es buscar formación de calidad y cursos que se adapten a las necesidades de cada empresa y al nivel de sus empleados para poder sacar el máximo provecho.
¿Cuánto tiempo hace que no das formación sobre tus equipos a tus empleados?
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