De cambiar de teléfono estábamos hablando hace poco en la oficina y llegamos a varias conclusiones que nos parece vas a compartir si lo piensas un poco.
Cambiar de teléfono se ha convertido en el evento del año. Es como que lleguen el Papa Noel de las telecomunicaciones con una factura muchas veces fraccionada que nos da con la mano derecha mientras nos ata a una empresa de telecomunicaciones con la izquierda. Y las ataduras parece que cada vez duren más.
La ilusión de abrir el aparato nuevo, conectar cables transferir archivos y luego empezar a probar todas y cada una de las nuevas funciones del aparato hasta que nos damos cuenta que, en realidad, tampoco vamos a usarlas tan a menudo.
Y, digámonos las verdades a la cara… es lo que suele pasar.
La última vez que cambie de teléfono fue hace ahora dos años cuando subí del Samsung S6+ a un Samsung S9+. Soy muy fan de Samsung, tengo que reconocer. Me pasé dos días haciendo video clips en cámara super lenta y disfrutando de la ausencia de mensajes diciéndome que me estaba quedando sin espacio de almacenamiento. Le hice clips super lentos a peonzas, gotas de agua, fuentes, a mi marido jugando al golf (eso fue un error… nos dimos cuenta de lo mal que se le da).
Y luego se acabó.
Utilizo el teléfono para lo mismo que utilizaba el S6+. Hacer llamadas (pocas, todo hay que decirlo), Whatsapp y grabar videos mientras voy por la calle. Llamadme frikazo. Me lo gano a pulso.
La realidad es que la única ventaja que tengo con este teléfono es el almacenamiento.
Ahora, dos años después de pagar casi 32€ al mes por el privilegio de tener este teléfono tan capaz, llega el momento de considerar una actualización.
Y el Samsung S20 Ultra ¡es taaaaaaaaaaaaaan bonito! Con sus ocho cámaras, su video en 8K (OCHO CAS!) su mega cámara que ve en la oscuridad, su 5G… un amor de máquina, vaya.
Y un amor que hace un agujero de mas de 1300€ en la cuenta del banco. O nos ata durante 36 meses a un contrato con una empresa de telecomunicaciones.
¡Dolor!
Y al final, ¿para qué? ¿Para un zoom que no voy a usar porque cuando se hace ese tipo de zoom estabilizar la cámara usando las manos es imposible? ¿Para hacer videos en 8K que al final nadie va a ver en 8K y que mi ordenador las va a pasar canutas para editar o mi conexión para subir a la nube?
¿Para seguir haciendo lo mismo que estoy haciendo con mi S9+ y algo más ocasionalmente?
La realidad es que cambiar de teléfono no me merece la pena. Pero no porque la máquina no merezca la pena (¡OCHO CAS!), sino porque eso no es lo que ha hecho que no le saque más partido a mi teléfono hasta ahora. Ha sido mi plan de datos.
Veréis, yo grabo muchos videos. Es lo que tiene ser un friki con un canal de YouTube. Y lo único que me falta es poder hacer directos. Pero claro, con un plan de datos limitados y la emisión en directo ser un agujero negro donde los gigas desaparecen antes de que nos demos cuenta, pues no hago emisiones en directo.
Y la cosa es que las pocas veces que lo he hecho, mi conexión 4G ha funcionado lo bastante rápido, así que tener 5G, hoy por hoy, no lo necesito.
Y eso es lo que hablamos en la oficina (no… no se me había olvidado que todo esto parte de una conversación de oficina), que muchas veces nos fijamos en la máquina que cambiamos, mientras que en realidad lo que necesitamos es un plan nuevo.
Seamos realistas, a menos que necesites una función de un teléfono muy específica, no es imprescindible cambiar de teléfono cada año. O cada dos años. Por supuesto si no te gusta tu teléfono, o de veras quieres actualizar a algo más moderno y mejor, pues adelante.
Y la otra cosa en la que deberíamos ser realistas en si queremos cambiar de marca cuando cambiemos de teléfono. Ya dije que soy fan de Samsung. De hecho creo que llevo usando Samsung ininterrumpidamente desde el S3. Pero a día de hoy ya estoy planteándome no cambiar de teléfono o cambiarlo a por un Xiaomi o Huawei.
Porque la realidad es que ambas marcas están ofreciendo una calidad más que aceptable por un precio bastante más reducido que los de Samsung.
Y eso me permitiría cambiarme a un plan de datos ilimitados y darme rienda suelta para hacer mis emisiones en directo.
¿Cada cuanto tiempo cambiáis de teléfono? Decidlo con franqueza… nadie os oye.
¿Y de verdad os hacía falta? Una vez más… nadie os oye.
Y, ¿os va a hacer falta ahora? Venga… honestidad.
Exacto.
Esperar unos meses, o incluso un año, os va a proporcionar dos cosas:
- Más modelos de teléfonos entre los que elegir
- Ese teléfono que queréis ahora, pero a un precio mucho más reducido
- Vale… tres cosas: un ahorro considerable
Planificar el uso del teléfono, el uso real, no el uso edulcorado por funciones preciosas pero innecesarias, es una parte más del control de gastos en cualquier empresa y algo que hacemos como parte de nuestra consultoría para asegurarnos de que controláis los gastos de telecomunicaciones donde de veras hacen falta.
Si estás pensando cambiar de teléfono, ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos a encontrar la mejor solución para tu negocio.